Quisimos sentarnos en las sillas que están en la ventana que da a la calle. Eran las 12:00 medio día y recién abrían el restaurante. Ordene una copa de vino Zinfandel Rosé y mi esposo una limonada refrescante. Fuimos directo al plato principal; mi rissoto de calabaza y jamón estaba a otro nivel y el plato de mi esposo se veía rico aunque las papas rostizadas estaban un tanto secas. Igualmente volvería ya que la atención fue muy buena y quiero probar mas del menú.