Es un lugar pequeño, pero acogedor. Estaba lleno cuando llegamos pero nos colocaron mesas en la parte exterior del local (donde tienen un muy buen ambiente). El trato fenomenal, la capirinha y la sangría blanca deliciosas, sin embargo, la espera de los platos es bastaaaaaante prolongada con respecto a otros lugares (alrededor de 50 minutos. Asumimos es porque estaba lleno). La hamburguesa "la Bestia"..estaba demasiado salada para mi gusto. La lasaña especial Qcharas, cuya "pasta" es a base de plátano, solo me queda decirle "wao" fenomenal, un sabor totalmente diferente. Definitivamente volvería.