El dueño Franco es un italiano de Torino. Es un negocio totalmente familiar. Pedimos un spaghetti con langosta, un salmon con papas fritas, un pulpo al carbon con arroz con guandu y una corvina con papas salteadas. Todo excelente. De postre, unas crepes con nutella y helado. Y Franco nos invitó un limoncello con motivo del cumpleaños que estábamos celebrando.