Una experiencia única. Además de sus vistas panorámicas increíbles muy buena propuesta gastronómica. Comimos de entrada empanadas de pulpo y baos de short ribs ahumados . Principal linguinis de fruto de mar y la hamburger Cielo con papas trufadas. Todo delicioso. Bebidas: una copa de Sauvignon blanco argentino Luigi Bosco y un gin tonic. La hora ideal es el atardecer que permite ver el ocaso y las luces de la noche de la ciudad. El lugar es muy amplio con una decoración minimalista y cálida . Esperamos volver.