Soy cliente frecuente del restaurante Segundo Muelle, desde los tiempos que viví en Lima. En Panamá la franquicia me parece aún mejor que en Peru. Los ceviches y tiraditos, el ahí de gallina y el suspiro limeño son insuperables. El servicio es muy atento y rápido, uno de los mejores en Panamá.

Una gema descubierta al acaso cuando pasábamos por el Casco, subimos para conocerlo sin pretensiones de cenar, pero fuimos convencidos por el menú de gastronomía panameña y una carta de vinos excelente. El ambiente es muy elegante y clean, con una decoración muy apropiada, con bellas fotografías en las paredes. Una vista increíble de la ciudad desde sus balcones. Comimos muy bien con nuevos sabores de platos panameños. La lengua desmechada con arroz crocante y el risotto de sancocho me sorprendieron. Mi esposa probó raviolis de gallina de patio y se quedó encantada.

Excelente comida. Comimos ceviche de corvina, risotto de hongos, pollo caramelizado con salsa de coco y curry, riquísimos. Buena atención y ambiente acogedor, con decoración tradicional.

Ambiente muy agradable e iluminado, requintado. La ubicación no es de las mejores ya que tienes que cruzar el Casco. Tienen valet pero hay bastante transito en la noche en esa zona. Probé entrada de pulpo y pasta al pesto con pollo, ricos y bien servidos. El postre fue un tipo de huevo gigante de chocolate blanco, muy bonito, pero nada sabroso, una decepción.

La comida estuvo buena, pero nada excepcional. Comimos un risotto de calamares, pulpos y mejillones. La vista es bella y sin duda lo mejor de la casa. El servicio estuvo lento y esperamos r lo menos 40 minutos hasta que finalmente llegaron los pedidos. El personal no estuvo abierto a recibir criticas, o comentarios sobre el servicio.

Probamos el pulpo con tapioca y los sushis, que estaban muy buenos. La moda de la comida que llaman fusión parece que la tomaron exageradamente, faltando una identidad gastronómica más definida. Me parecen demasiadas las opciones: oriental, carnes, pastas, uff... La decoración es moderna y el servicio estaba un poco perdido con tantas mesas.