Honestamente qué lugar tan lindo. Está en el último piso y la vista al mar está de otro nivel, sobre todo al atardecer. Me encantó el ambiente, súper relax pero elegante a la vez. La atención fue excelente, los meseros súper amables, pendientes de todo sin fastidiar. La comida estaba buenísima, literal todo lo que probamos estaba rico y los tragos… uff, buenísimos. Me pedí uno súper refrescante que me encantó. Es de esos lugares que te dejan con ganas de volver y llevar a alguien más para que lo conozca. 100% recomendado.