El lugar es muy lindo y el ambiente es agradable, ideal para disfrutar un domingo tranquilo. Me senté en la parte exterior para apreciar mejor el día, y pedí un iced latte junto con un desayuno típico. El café estaba bueno, aunque para mi gusto le faltaba un poco de azúcar. La comida me pareció muy rica, pero hay detalles que podrían mejorar. Los platos eran de cartón, bastante pequeños, lo que dificulta cortar la comida cómodamente. Además, colocan un papel debajo de los alimentos, supuestamente para absorber la grasa, pero al cortar, el papel también se rompe y termina pegándose a la comida, lo cual fue incómodo. Otro punto a considerar es la dinámica del servicio: tienes que acercarte a la barra para pedir el menú, luego volver a levantarte para hacer el pedido de lo que deseas comer. Sería ideal que el proceso fuera un poco más práctico, sobre todo si el lugar está lleno o si estás buscando una experiencia más relajada. En general, es un sitio con potencial y una buena vibra, pero hay detalles logísticos que podrían pulirse para brindar una mejor experiencia al cliente.