De entrada pedimos las empanadas árabes lo único rescatable. De los platos fuertes estoy decepcionada, pedimos una corvina samek hara, malísima porque estaba sobrecocida extremadamente ácida de tanto limón y unos langostinos al whisky que el sabor se sentía como que le regaron el licor encima sin cocción. Y el servicio pésimo pedimos de bebidas una cerveza y un frozen de maracuyá, la cerveza recién enfriada con un vaso al tiempo, la entrada llegó después de 25 minutos y a los 5 minutos llegaron los langostinos que empecé a comer de la larga espera, antes que se enfriaran y después de otros 15 largos minutos llegó la corvina, sin cubiertos ... Y se tuvo que esperar a la gaurnición minutos adicionales. No lo recomiendo ni regresaría. El colmo de la visita es que fue un lunes, cuando ni siquiera el sitio está lleno.

La ubicación es cómodamente céntrica y accesible después de un largo día de oficina para tomarse una sangría o un té. El ambiente es acogedor y amplio sobre todo para el mantenimiento del distanciamiento social. La comida tiene buen punto de sal mientras que los distintos sabores no compiten entre ellos. El orden del día se mantuvo entre una brocheta de queso, acompañada por una infusión de Mango Party y una sangría de maracuyá, para tener de plato fuerte un Lava Roll, un Toro BBQ y cerrando con un Cookies n Cream Roll.