Una lástima llegar a este lugar por segunda vez y pedir el pulpo de principal. 80 gramos de láminas bañadas en aceite con textura algo chiclosa.

Me hacía mucha ilusión venir a este lugar, después de ver los reviews y los comentarios sobre el servicio. Claramente mea culpa por ir con altas expectativas (especialmente con el servicio en nuestro país). Cena para dos, temprano -7:30. Mi acompañante ya en la mesa al yo llegar, restaurante vacío y nuestra mesa pegada a la ventana de la cocina. Luz blanca fuerte, a la izquierda la puerta de la cocina a la derecha los baños. Sin sentarme le pido al mesero si nos pudiera poner en otra de las mesas de dos vacías. Muy amable va a consultar con la hostess quien le dice que el restaurante está lleno. (No hay nadie…) me quedo un poco desencajado con la respuesta sin sentido y la hostess viene a decirme que está todo lleno. Le pregunto si cada persona que reservó llamó para pedir específicamente cada mesa que fue asignada a lo que me respondió que sí. Yo puedo entender que no quieran cambiar las mesas para no tener que volver a acomodar la mesa abandonada, pero que insulten tu capacidad intelectual con esa respuesta… Solo no me retiré por vergüenza con mi acompañante ya sentada. En fin, pedimos 2 entradas, 2 platos fuertes y un postre. Iba con hambre y ganas de pasármela bien, el hambre no hizo que me pareciera la comida fantástica y sí aceptable. Lo único que puedo resaltar como extraordinario fue el postre. Salir a comer a un restaurante especialmente a cenar cuando el precio, decoración y nivel del lugar tácitamente te prometen vivir una experiencia, involucra calidad de ingredientes, ejecución de los platos, montaje y en todo momento atención al detalle. Los meseros no deben llegar a la mesa preguntar quién ordenó el pescado y de quién es el cordero.

Fuimos en un grupo de 4 y pedimos todo al centro. Dos entradas, tres platos fuertes y dos botellas de vino. Burrata de pomodoro y carpaccio de salmón de entrada. casserola de pulpo, entraña y ravioli 4 quesos de plato fuerte. La burrata estaba fría y sin sal… me la ahorraría. El resto de los platos bien ejecutados. Mi mayor queja con este lugar fue el servicio. Extremadamente lento, las copas de vacías y sino llamo la atención del mesero que poco pasaba cerca, se hubiesen quedado así. La sensación era de que no tienen suficiente personal trabajando el turno. Con paciencia, da para ir y esperar mejoren el servicio.

No me lo esperaba en lo absoluto. La comida me sorprendió por su presentación y sabor. Pedimos las croquetas, lechona, torta hispanama y una jarra de sangría. Todo rico para compartir. El restaurante está muy bueno y bien decorado, la ubicación que tienen es complicada al ser esquina con Atlapa. Les deseo muchos éxitos.

El lugar es super acogedor; tiene el techo forrado en follaje que le da un toque bonito y buen contraste con las paredes de roca. El personal si bien amable, no tiene IDEA de lo que venden. Desconocen el precio de las cosas, no manejan el menú de vinos disponibles y su recomendación de platos se basa en solo decir "es delicioso, divino". Durante la velada, nuestra mesera estaba 100% metida en la conversación de nuestra mesa, prestando atención y reaccionando a nuestros comentarios. Al consultar sobre botellas de vino, nos piden que vayamos a la entrada donde tienen algunas botellas en display, otra vez sin precio visible en ningún lugar. Pedimos Tartar de atún, ensalada, carpaccio de pulpo y ceviche de corvina crocante de entrada. Lo primero en llegar fue el tartar, al probar el atún...el pescado estaba CONGELADO. El pulpo un poco pasado en limón. De plato fuerte pedí una entraña con vegetales termino medio la cual estuvo bien, la realidad es un corte muy difícil de arruinar - para mi suerte. Terminamos pagando con descuento de mastercard back (25%) - USD 140.00 por esta cena para tres que estuvo llena de chascos.

Este lugar es fatal. Fui de almuerzo y el menú como la decoración no son congruentes, se siente muy improvisado. Fuera de todo el famoso 50 por ciento de descuento en degusta ya está reflejado en los precios absurdos que ponen en el menú cobrando por una pasta más que en restaurantes de primera línea de la ciudad. Panamá tiene una excelente oferta gastronómica para todos los bolsillos, esta no es una de ellas.

Cada vez que necesité algo tuve que llamar a la mesera a pesar de que solo habían 3 comensales en el restaurante. Me sorprendió de manera negativa la atención del lugar, la comida está rica y a buen precio pero la oferta de comida asiática en la ciudad ha crecido y no pueden darse el lujo de tener un servicio cero proactivo y lento.

Fuimos al brunch el cual está disponible hasta las 3pm. La atención fue muy buena, el café increíble y la hojaldra con brisket, huevo pochado y salsa de chipotle - fuera de este mundo. Hay muchas familias y puede ser muy ruidoso. El lugar es pet friendly lo que le da un plus para los fines de semana.

Fui a este lugar para un almuerzo de trabajo. El menú se me hace complicado de leer, lleno de “advertencias” y demás sobre platos no aplicables a promociones y descuentos. Es evidente que su “estrategia” es ofrecer promociones a través de degusta con 50% solo que los platos que se pueden seleccionar bajo esta premisa están con valores inflados 50%. Pedí un fettuccini en salsa blanca Strega con pollo el cual tenía un valor total de 35 dólares...”suerte que pude aplicar el descuento” pero y si hubiese llegado a pie en el momento? En dónde se ha visto que tal plato cueste 35.00? El servicio estuvo promedio, nada excepcional para un lugar que cobra 8 dólares por agregarle pollo a la pasta... el ambiente está bien. Con la gran oferta gastronómica que hay en la ciudad en especial para comida italiana; hay un sinnúmero de opciones de mucho más nivel en ambiente, atención y comida que terminan costando lo mismo que este lugar. No lo recomiendo para nada.

Fuimos a celebrar el cumpleaños de una amiga y tenía años que no venía a este lugar. Me llevé una gran decepción; pedí entraña, jarra de sangría, entre otros varios platos fuertes y entradas para compartir. Todo lo que dice guacamole o que tenía aguacate era una salsa verde neón que no sabía en lo absoluto a esta fruta. No recomiendo este lugar en lo absoluto para ir a comer. La entraña venía cortada en tiritas...la porción mínima y ojo que no me quejo en otros lugares más caros de comida que sí entregan productos y cocina de nivel... Creo que este lugar se puede salvar para pasar de after office o unos pre drinks y ya.