Para una fecha tan especial como el 14 de febrero, es comprensible que muchos restaurantes se encuentren abarrotados por comensales deseosos de experimentar una cena especial. Lamentablemente mi esposa y yo no pudimos vivir esa experiencia, en nuestra cena del 14 de febrero, nos reciben con un menú impreso en papel bond, se puede entender que el menú se coordinó poco antes de el restaurante abrir sus puertas, sin embargo esto es aceptable en una fonda o un restaurante de menor costo al que estábamos visitando, continuamos con nuestra velada y dado que veíamos el resto de las mesas sin platos servidos (entendí inmediatamente que se estaban demorando con la comida) pedimos unas almejas (frías y sin sabor, el caldo era lo único con sabor en dicho plato), como no teníamos música en vivo disfrutamos de la velada con un bebe llorando todo el tiempo de que estuvimos cenando, no es culpa del restaurante que el bebe llore, pero si está en sus capacidades para hacer el ambiente menos tenso, ya sea intentando colaborar con mamá del bebe para que él no llore más o se calme, las meseras simplemente nos dijeron qué pena pero eso no era culpa de ellas. En espera de nuestro plato principal mi esposa pidió un filete al carbón acompañado de patacones y yo me decidí por un New York Steak acompañado de spaghetti al óleo, decepción total para ambos, lo único que dio la cara en ambos platos fue las carnes, muy suaves un poco pequeños pero aceptable, los acompañamientos, mi esposa recibió su carne y unos patacones esparcidos por el plato, no se le ofreció ni sal para los patacones o salsa de tomate (Catsup) en mi caso los spaghetti estaban insípidos, secos y no despertaron en mi aquel interés de degustar, preferí seguir conversando con mi esposa, la mesera no la vimos nunca más, ni cerca de la mesa, sin exagerar nos tocó ir directamente a la caja para pagar, ya que estuvimos esperando minutos y no pudimos llamar a ninguna de las meseras, le hicimos las observaciones de los puntos débiles de nuestra cena y simplemente se remitió a decirnos que se lo dijéramos al chef, que a ellas no les hacían caso, así que mejor habláramos directamente con el, una respuesta para nada agradable, como panameño que soy me entristece ver que nosotros no estamos acostumbrados al servicio y brindar una buena atención, por respuesta como esta son las que definitivamente me borra de mi mente la intención de volver a visitar el restaurante y seguir mi ruta hacia los demás restaurantes disponibles en el coast way.