El restaurante es espectacular, ubicado en una casona antigua que cuenta con un ambiente envidiable. La restauración fue muy bien pensada, aunque el neón en la piscina desentona un poco; sería más adecuado utilizar una iluminación indirecta, escondida en el borde de la piscina para destacar mejor los detalles. En cuanto a la comida, no resulta tan impresionante. Pedimos como entrada unas almejas (6/10) y una pizza "Un Piacere" (9/10), que estuvo buenísima. Los platos fuertes incluyeron Osso Buco con risotto de azafrán (4/10); el risotto estaba insípido y no se percibía el azafrán, además, la carne carecía del tuétano esperado. También probamos fetuccini al limón (6/10) y rigatoni a la matriciana (8/10), que estuvo bastante bueno. En los postres, la tarta vasca destacó (8/10), mientras que los cannolis fueron más regulares (6/10). La carta de vinos es muy buena; probamos el Camins del Priorat (9/10), que fue excelente. Por otro lado, la coctelería en general resultó promedio (7/10). Regresaría por sus PIZZAS!