Fuimos con motivo de nuestro Aniversario. Lo mejor de este restaurante definitivamente es la vista y el ambiente relajado y romántico. La comida muy bien presentada y con buen sabor. Pedimos unas Bruschettas de entrada y probamos la Lasagna y la pasta Alfredo, ambas buen sabor y porción. De postre pedimos un flan riquísimo y el tiramisú tenía demasiado licor, no lo terminé. Buena y amable atención. Por los precios volvería pero para algo especial.