Aproveché para almorzar/cenar pues no había comido en todo el día y pedí unos Fettuccines Alfredo con pollo, la verdad estaban regulares, nada que me matara, la pasta estaba al dente, pero su sabor un poco empalagoso. Lo que si puedo destacar es la porción, que es enorme. Lo mejor de todo ese día fue el postre y la atención de la mesera, que me complació con el antojo de comer un helado de chocolate para acompañar la torta de chocolate que había pedido 10/10.