El restaurante está un poco escondido pero es una gema escondida, de los pocos lugares en casco donde se puede disfrutar y hablar sin tener que gritar, buena música, la atención por Nazareth y el otro joven fue EXCELENTE, muy atentos y sugerencias acertadas, tienen hookah a buen precio, las alitas estuvieron deliciosas y la carne estaba rica pero tenía un poco de “gordito” . lo recomiendo.

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