Este restaurante es un tesoro escondido, ubicado en el Casco Antiguo, detrás del Teatro Nacional y a un lado de una estación de policía. Excelente y diferente oferta de comida mexicana. Diversidad de opciones, buenas porciones, trato amable y cordial. Música de acuerdo al concepto a un volumen agradable que te permite hablar. Servicio rápido, comida apetitosa y unas margaritas con mezcal que NO TE DEBES PERDER. Como todo local del Casco, su talón de Aquiles son los estacionamientos pero puedes ir en UBER.
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