Lindo lugar en la entrada de Casco. Fuimos por unos tragos, el mesonero que nos atendió al llegar nos consulto que si íbamos a comer, al decirle que no, su atención desmejoró y fue desinteresado en atendernos. Pedimos una mesa en la terraza y fue complicado conseguirla. Los cócteles son deliciosos.
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