Fuimos con una pareja de amigos, al llegar no me dejaron estacionarme en el frente porque tapaba el toro de la entrada, la música estaba muy alta que no podíamos hablar, no nos dieron el salón pero nos dieron una mesa apartada que mejoró la conversación, la mesera fue muy amable y la comida fabulosa, tan buena que opacó el primer mal rato.
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