Me encantó el concepto del Restaurante, muy bien decorado, se siente uno relajado tipo zen, el servicio de 10, las personas que nos asistieron muy amables, y saben lo que hay ene el menú para explicar detalladamente. el menu es pequeño pero muy bueno. Desde la entrada que pedimos hasta los platos fuertes y postres fueron de total agrado de los comensales de mi mesa.. no hubo queja. recomiendo el linguini del chef, y el postre Baba Napolitano. Definitivamente volveré a seguir degustando