El restaurante ya vio sus mejores días, y a pesar que la comida sigue siendo muy buena, no vale la pena pasar el mal rato del pésimo servicio, mala educación y la mala actitud tanto de el mesero como de el joven que aparentemente es de la familia de los dueños, que tratan ambos como si odiaran a las seres vivos, ninguno de los dos con justificación, realmente una experiencia desagradable.