Venecia es una conexión inmediata con los dulcitos de mi infancia y con los cachitos de jamón considerados unos de los mejores de la ciudad. La atención es lo máximo, siempre me tratan muy bien y sonríen o saludan porque ya me conocen. Recomendadas las mil hojas, los profiteroles y los pies de limón. Si buscas algo salado, ve por un cachito de jamón y queso o un pastelito de pollo. Siempre vuelvo.
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