La comida estuvo deliciosa como de costumbre, pedimos Pho con carne salteada, fideos salteados con mariscos, Nem de camarones y galletas de cangrejo. Siguen con la mitad del restaurante cerrado, así que no hay muchas mesas. Los baños nada agradables. Solo tienen un salonero así que el servicio puede ser un poco lento. Tampoco están despachando bebidas alcoholicas. En fin, seguimos yendo por lo rico de la comida, pero tienen mucho que mejorar.