El lugar es pequeño pero cómodo, creo que para la locación con la que cuentan, pudieran explotar más este lindo rinconcito del casco. Ordenamos un pizza con un toque dulzón y rugula, que la verdad está bastante diferente. Para complementar compartimos una pasta frutti de mare. Debo decir que me encantó la salsa, estaba deliciosa y fresca, se sentía casera y con sabores muy definidos. La volvería a pedir! De bebida mi esposo pidió una margarita, con un buen toque de alcohol…. de las que vale la pena pagar! Y pues si… el Tiramisu, estaba bueno. Algo seco para mi gusto, pero con unas almendras muy crocantes y un excelente sabor.