Me llevaron para el brunch del Día del Padre. Por lo general trato de evitar los restaurantes en estos días especiales (Día de la Madre, Padre, San Valentín, etc) por lo caótico y no me gustan los menu fijos. Michael’s fue la excepción! A pesar de estar full, el servicio y la comida fueron de primera. Tenían música en vivo, un ambiente que te hacía olvidar que estábamos en pandemia y el servicio del mesero estuvo de primera. La comida muy buena y con precios bastante razonables. Veías a la pareja de dueños atendiendo y supervisando todo. Excelente elección para ir a desayunar y por lo que vi en el menú, las opciones de almuerzo y cena son bastante completas. Full recomendado.