Qué agradable lugar! Nos trajo recuerdos hermosos, definitivamente es un pedacito de París en Panamá, con servicio más cálido. Los desayunos son abundantes y tiene opciones en combo con una bebida fría y caliente, el jugo de naranja completamente natural dio el toque. Aparte tienen vitrinas con postres y panes recién hechos, a los que obvio no pudimos resistirnos. Pronto regresamos por un almuerzo
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