fuimos para cenar por cumpleaños y realmente la pasamos genial, la mesa que nos dieron fue frente a la barra esta área no me gusto para nada porque me sentí como en un food court demasiado iluminado comparado con el resto del restaurante y nada romántico para una pareja esta en plena entrada y hay poca privacidad cero recomendado si reservan pedir otro espacio sin embargo el chico que nos atendió fue un amor, hasta pudo hablar con nosotros en ingles un encanto así que esto compenso una cosa con la otra la comida como siempre fenomenal aunque siento que el calzone de nutella bajo un poco su calidad versus la primera vez que lo consumí pero igual estaba bueno es un lugar que sin duda recomiendo y al que me encanta volver