Entrando al restaurante es todo una experiencia, porque te trasladan a Paris con sus postres, repostería y decoración. La música muy atinada para el lugar y la hora de almuerzo. Nuestra única queja, fue que mi esposo pidió un Boeuf Bourguignon con ratatouille y cómo no había, optaron por ponerle una ensalada sin preguntar si ese era el acompañamiento que quería
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