Fuimos por postre. Probamos el pie de limón que estaba delicioso y unos croissant de almendras y chocolate que estaban a otro nivel. Lo deficiente fue el servicio, al principio nos atendió un muchacho con mala actitud, cara de pocos amigos y tiraba las cosas en la mesa, después nos atendió otro chico muy amable que quitó el mal sabor del primero. Los postres si están muy ricos.