En aras de buscar una oferta nueva de comida italiana, nos decidimos por este lugar en gran medida por la publicidad que le da esta página, y nos encontramos con una grata sorpresa. El lugar es pequeño pero acogedor; el ambiente da la impresión de tratarse de estos sitios autóctonos italianos manejados por una familia directamente venida de la península de la bota. Vamos! que es acogedor y familiar. La atención es muy buena, como no puede serlo de otra manera cuando quien atiende el negocio es el propio dueño. Una señora con fuerte acento italiano y con sonrisa sincera estaba pendiente de que nos sintiéramos a gusto, y lo logró cabalmente. Abrimos con unas bruschettas. Tomates frescos y el pan recién horneado como debe ser. De plato fuerte spagettis al oleo con tomates cherry y almejas. Estaba sencillamente delicioso, especial para degustar acompañado de un Malbec de la casa que nos sirvieron siempre con una sonrisa. Prometimos que volveríamos y recomendamos a los lectores de esta página que les hagan una visita. Estoy segura que agradecerán el consejo.