De entrada el personal es muy atento y servicial, con una sonrisa en la boca lo cual ya te hace sentir bien, un local muy sobrio y con gusto, la experiencia con la comida fue muy agradable, es la clásica comida italiana como hecha en casa y cuidando cada detalle, probé las Bruschetta Etrusca, luego la Burrata fresca y cremosa, mi plato fuerte fue el Lomito Casa Vecchia, la carne en su punto, la salsa muy rica y la pasta al dente y hecha en el propio local, por último el postre, el flan de la casa, cremoso y con el dulce suficiente para no empalagar, algo importante, este restaurante lo llevan sus propios dueños, el padre es el chef, la madre hace la pasta, la hija la parte administrativa, me gustó que salieran a preguntar por cada mesa como estaba todo, pendientes de todo, realmente muy atentos, el local tiene valer parking