Para iniciar como restaurante, al llegar al local y ver guardias de seguridad y cintas para filas me pareció algo ridículo. Como sólo iba a cena de dos personas me pareció aún mas ridículo que al no tener reserva no había host si no que el seguridad decidia si daba el pase al local. Al final entramos y dimos la oportunidad. Nos dieron espacio en barra, pero sólo había una silla. Los cócteles estaban ok, nada impresionante. Luego pedimos las flautas de pato y un guacamole para iniciar. Las flautas estaban aguadas y el gucacamole no hay manera de hacerlo mal así que al menos en ese si les salio bien. Viendo la dinamica del mal trato, mal menú, tragos insípidos y un ambiente mixto entre super jovenes o super adultos, decidimos partir a otro lugar y cerrar la experiencia en este local. El ambiente era parecido a un quinceaños, gente muy joven y muy adulta. No estaba seguro si estaba en una rumba o cena. Al final se apagan las luces y comenzó el bailoteo mientras aun se daban platos de cena en los alrededores. No recomendado