Las veces que he ido le pido recomendación a un chico de las galletas y no me ha defraudado. La chica en caja me recomendó un helado de fresa que estaba divino. A mi gusto, eso de sentarse y que luego griten tu nombre y tener que dar la vuelta a buscar tu pedido es desagradable. Quienes atienden al menos deberían sin salir de la barra, acercarse al polo donde uno se encuentra, tener al cliente visualizado.