Es un restaurante con un concepto agradable, de entrada y por cortesía de la casa dan una madera con tierra de aceitunas negras deshidratadas, tostadoras de maíz con carne seca y una salsa verde, y una uva verde, la mezcla de los sabores súper agradable. De entrada pedimos un tiradito de vieiras, Queso Camembert fundido al centro y un ceviche, realmente espectacular. De platos fuertes la Entraña bien, no me mato pero aceptable. El pulpo muy bueno y el pollo vietnamita delicioso. Es un restaurante agradable para ir, el servicio es tan bueno que explican todos los platos, a veces se torna incómodo cuando estás teniendo una conversación y te interrumpen, pero definitivamente volvería a ir.