Me sorprendió lo buena que es la comida. No es un restaurante con los tradicionales platos japoneses, sino con versiones modificadas con muy buenos resultados. Los rollos están buenísimos. Vale muchísimo la pena ir. El ambiente es muy moderno (no para una cena romántica), pero el volumen de la música es adecuado y el aire acondicionado no está a temperaturas polares, lo que se agradece enormemente. El servicio es atento y amable.