Me gustó el ambiente, muy al estilo de los años sesenta. Los meseros pendientes, pero no tan amables. Pedimos un No me olvides, que estaba espectacular como siempre. Un sándwich de jamón y tocino, que nos trajeron con el pan quemado. Pedimos que lo cambiarán, hicieron el cambio, sin embargo sentí algo de incomodidad. Las papitas fritas muy buenas.