Estaba muy lleno pero encontramos mesa, había varios perros cerca de las mesas pues son Pet friendly, nadie nos atendió al llegar, ni sirvieron agua sin pedirla, demoraron en traer la comida, la cual estaba buena y buenas porciones; las meseras fueron amables aunque el servicio fue desordenado; la música está demasiado alta y todo el tiempo lo mismo (reggaeton); lo bueno es el ambiente por estar a la orilla de la playa y por la decoración.