Se siente el sabor de verdad, no se siente exceso de azúcar, ni de leche, se siente el sabor verdadero y natural. No necesitan ningún topping o dipping extra. Es un verdadero placer comerlos, se disfrutan, no empalagan y cada sabor es una experiencia, desde el chocolate amargo, pasando por el dulce de leche hasta aquel que tiene base de vino oporto, los que probé son buenos. La atención super agradable y el local no tiene ningún elemento de más.