Teníamos reserva en otro restaurante, estaba llenísimo y terminamos en Café Bilal. Sin previa reserva, multitud en plena noche de San Valentín. Nos atendieron rápido y tuvimos mesa en menos de 5 minutos. La música a volumen moderado y el fresco de la terraza, además la comida deliciosa. Experiencia recomendada. Al final, té negro y postre Noche Libanesa cortesía de la casa. Volveremos ♥️