Desde que entras te transportas al interior del país, los baños son una locura, el de los hombres parece una cantina y de las mujeres parece el baño de la abuela. La atención muy buena, en especial la de Emanuel. La música buena pero muy alta, recomiendo que le bajen un poco, ya que es un restaurante y nos gustaría conversar y no gritar. Las almejas al ajillo muy buenas y que hablar de las hojaldras!!!! de las mejores que he probado.