Fui con un grupo de amigos el sábado pasado y quedamos muy decepcionados. La incomodidad de las sillas y las mesas. Cuando te sientas a comer quedas desnivelado y es difícil quedar muy abajo del nivel de la mesa. Luego las porciones son ínfimas y el precio elevado. Al final después de haber pagado de 15 a 20 dólares por el plato varios quedaron con hambre. Una de mis amigas tuvo que ir a otro lugar a comer porque lo que comió era de un tamaño liliputiense. No volvemos más. Restaurante carero y tracalero. Tacaños y duros.