Me paso algo muy particular en este lugar. Fui con mis amigos que venían de vacaciones a Panamá. Para empezar la comida se demoró eternidad, al salteado de vegetales le echaron toda la pimienta y la limonada que pedí, era solo agua y limón, sin endulzante. Ellos pidieron hamburguesas y la verdad las han desmejorado bastante. Lo más chistoso de todo, fue que al pagar queríamos darle la propina al joven que nos atendió y prácticamente la cajera nos dijo que teníamos que pagarle la propina al lugar porque era obligatoria y ese era el salario del salonero.