Es un restaurante q queda en la vía hacia Portobelo, lo salvó la vista preciosa q tiene hacia el mar y los baños limpios, de resto merece una pequeña inversión. La comida estupenda, pedimos pulpo en leche de coco y estaba realmente exquisito acompañado de unos patacones fresquito y una pequeña ensalada de vegetales, una corvina frita, almejas al ajillo de entrada y napolitana de plato fuerte. Todo con tremendo sabor y salsas. La atención se mereció una sola estrella porque estuvo perversa, pero como dije, la vista y la comida hicieron olvidar la mala atención. No me gustó q la cuenta tenía ya incluida la propina y dos impuestos más, según me explicaron del licor y la comida.