Recientemente fui a cenar a La Casa del Marisco, y fue sin duda alguna la mejor cena de mariscos que he comido en mucho tiempo. Para empezar, una entrada mixta (calamar, croquetas, arañitas y pulpo) y un jamón serrano con queso manchego - éste último fue un antojo de último momento-; acompañadas del delicioso pan de la casa bien calientito. Los platos principales aquí son inimitables, y el menú es extenso. Recomiendo la corvina a la vasca, corvina al limón, y de mi última visita unos langostinos en mantequilla que si bien no pedí y solo probé la salsa, con esa probadita quedaron en mi lista para la próxima visita. De postre no puede faltar el arroz con leche; sin duda alguna, el mejor que hay en Panamá.

Market es un restaurante acogedor sin complicaciones. La decoración es ecléctica pero sencilla, y el menú en pizarrones, el piso de concreto pulido y el área para comensales más formal da una vibra de estar comiendo en la intersección de un restaurante de mantel y restaurante de hamburguesas en alguna ciudad de Estados Unidos. Es sin duda, un excelente lugar para brunch o almuerzo con la familia. Tienen una variedad de hamburguesas, un excelente dip de alcachofas y espinacas, ensaladas deliciosas para un almuerzo liviano, y una selección de platos fuertes que van desde corvina liviana hasta baby back ribs. La mayor parte de la gente vienen por las hamburguesas, que son buenas y vienen acompañadas de una generosa porción de papas fritas, o si uno prefiere, de papitas de camote, que son deliciosas. Ahora bien, debo mencionar que al pedir una hamburguesa no vale la pena pedir tocino adicional (el que usan no tiene sabor, solamente las calorías), que la hamburguesa con aguacate trae una rebanada minúscula de aguacate, y que por alguna razón que no entiendo: no tienen pepinillos en el restaurante... Aún así le doy tres estrellas porque la comida es buena, simplemente siento que se pierde mucho potencial en los detalles. Mi mayor crítica al menú actual, es la sopa de pollo de los domingos. Dicen que es "sancocho", pero es más bien una sopa de pollo normal que no tiene sabor. Ojalá trajeran de regreso la sopa de papas y puerros (esa era exquisita) o alguna nueva creación.

Cenar en La Trona es una experiencia que satura y satisface todos los sentidos. La fachada sencilla de Bella Vista, y el pequeño letrero casi anónimo, aumentan la sensación de que al cruzar el umbral de la puerta se ha entrado en un sueño. El ambiente es barroco, suntuoso, nocturno. La comida es simplemente exquisita, y el servicio es muy bueno. Todo inicia con una pequeña porción de crema del día para abrir el apetito. Menciono la crema, porque beberla siempre me hace sentir un poco como Alicia llegando al país de las maravillas; y es que en La Trona, estos detalles se reflejan directamente en el menú. A simple vista, descritos en un menú, los platos pueden parecer muy sencillos, pero al recibirlos en la mesa siempre hay una sorpresa agradable tanto en la presentación como en los sabores y texturas, y esto es lo que hace un gran plato. En la última visita, las entradas sobresalieron. Recomiendo los Taquitos de Cerdo, y el Crab Cake. Y cuando en duda con el plato fuerte, el risotto nunca decepciona.

Ojo, esta calificación es para el Chalet Suizo solamente, y no incluye a su hermano 1985. El Chalet me gusta más pues tiene un ambiente informal e íntimo. La comida es consistentemente buena, como lo ha sido desde siempre, y es reconfortante encontrar en Panamá un restaurante donde se sabe qué esperar. Me es imposible ir sin pedir una crema de papas o un raclette de entrada, y wienerschnitzel de plato principal, con rosti. También es posible pedir platos del 1985 como la inigualable tarta de espinacas.

Lo confieso. Este es mi restaurante italiano favorito en Panamá. En los últimos años han abierto mil maravillas de restaurantes italianos o seudo italianos o peor, dizque italianos... pero casi sin falla siempre me hacen sentir que debí reservar en la Cucina di Ciniglio. En mi última visita, todo estaba delicioso como siempre. Lo que caracteriza todos los platos en este restaurante es su sabor delicado, pero bien compuesto y nunca simple. Las salsas de tomate nunca están saladas, siempre balanceada, el ajo nunca es demasiado, las cremas nunca son pesadas, y los ingredientes siempre son los mejores. El menú tiene sus platos clásicos, como los raviolis verdes rellenos de salmón que son únicos, y los caneloni de pollo gratinados, pero siempre vale la pena preguntar por los especiales del día. En nuestra última visita tuvimos la suerte de que ese día el chef había preparado un especial de lasagna de pato, que estaba para no dejar ni un pedacito.

No hay nada más delicioso en un momento de antojo que una pizza de pepperoni de Napoli. Ningún otro restaurante en Panamá logra ese balance de masa delgada y suave - pero firme -, salsa de tomates, queso mozzarella en proporción perfecta, y buen número de pepperoni con bordecitos crujientes. Es de-li-cio-sa. Confieso que más de una vez he comido una rebanada de más simplemente porque está ahí y me es imposible permitir que se pierda.

Hace algunas semanas pedí Bredos a domicilio siguiendo una recomendación y me gustó. Hoy se me ocurrió pasar a buscar unos emparedados para conocer el local y quedé encantada. Tienen emparedados, ensaladas, sopas, jugos naturales, etc. Para los emparedados te dan a escoger el pan (blanco, integral, moña) y el queso (amarillo o mozzarella). Lo puedes acompañar con papas al horno o con sopas y cremas que cambian todos los días. Las chicas que me atendieron prepararon mi pedido de cinco emparedados para llevar en tiempo récord. El restaurante tiene un ambiente moderno, con distintas áreas para sentarse y wifi gratis - este definitivamente no es un restaurante de sandwiches usual. Me senté en la barra a esperar mi pedido, porque desde ahí puedes ver cómo preparan tu pedido. Los emparedados son grandes. Pedí un sandwich de pierna en pan moña para mí. Le pusieron unas tres capas de rebanadas de pierna y el queso, y al pan le ponen mantequilla, un condimento que no puede faltar en un sandwich en pan de moña. Lo calientan antes de ponerle los vegetales. Lechuga, tomate y cebolla, un poquito de mostaza y mayonesa, y lo prensan. El resultado es un sandwich dorado, donde todos los sabores se complementan (y eso que a mí no me gusta la cebolla), y que además es de buen tamaño, así que no quedas con hambre a la media hora. Las papas son horneadas, y tipo wedge (gruesas y con cáscara) y son muy buenas. Desde la barra también pude ver que tienen varios tipos de pan dulce para postre y una máquina de espresso de verdad; no de esas que presionas un botón, sino una verdadera máquina de espresso, y el café es de buen precio en comparación con otros lugares similares. También tienen sandwiches de desayuno, por si necesitan alguna excusa para probar el café. Yo pienso regresar para postre, un cappucino y wifi gratis.

La Posta nunca decepciona. Excelente para una cena familiar. La comida estuvo deliciosa: presentación muy bonita, porciones de tamaños adecuados (ni muy grandes, ni muy pequeñas - las entradas que pedimos hasta se podían compartir muy bien), y los sabores delicados. Pedimos el queso feta al horno, la corvina al mojo, las conchuelas y un especial de cochinillo asado que tenían esa noche como especial que se derretía en la boca. Altamente recomendado.